miércoles, 24 de junio de 2009

De premios, realitys, narcos y futbolistas (los libros de la semana)


Es bonito disentir.

Pero es bonito también estar de acuerdo.

De vez en cuando estar de acuerdo.

Sobre todo con los grandes.

Gente como Sánchez Dragó.

O Muñoz Molina.

A mí me caen bien los dos.

Muy bien incluso.

Son necesarios.

El primero, tan friqui.

El segundo, siempre sensato y ponderado. Otra forma de friquismo.

Dice Dragó que no tiene una opinión fundada sobre la obra de Ismail Kadaré, al que le han dado el Premio Príncipe de Asturias.

O sea, ni puta idea. De sus libros no debe haber visto ni la portada.

Como yo.

Aunque admite que podría ser un autor magnífico.

Y luego sigue: "hemos premiado al escritor más importante de Albania, lo que no sé es si hay otros".

Se le ve encantado con la decisión del jurado, del que él, por cierto, formaba parte.

Quizá hubiera preferido dárselo a un amiguete.

Luego está lo de Muñoz Molina.

Dice que, al ponerse a escribir, se siente "completamente a ciegas, desalentado y perdido".

A nosotros nos pasa lo mismo con este blog.

Hoy, por ejemplo, íbamos a hablar de Genet.

Un nuevo intento.

Pero se nos ha atragantado Genet.

Y eso que el libro es muy, muy bueno.

Ir corriendo a comprarlo.

Y leerlo.

Es muy cortito (93 páginas), pero muy exigente.

Creo que ya lo dijimos.

Se llama El niño criminal y lo ha editado Errata Naturae.

Hoy, en lugar de eso, elegimos tres libros recientes que no hemos leído. Pero que nos llaman la atención y que nos apetece leer. Mucho, mucho.

1. Realidad. Sergio Bizzio. Ed. Caballo de Troya.

Este trimestre, la editorial dirigida por Constantino Bértolo, ha pasado de los autores españoles.

Todos los que ha publicado son argentinos.

Leí en algún sitio cómo lo justificaba: ellos tienen más cosas que contar, venía a decir Bértolo.

Entre otros, ha editado a una abuelita, Aurora Venturini, de 87 años, amiga de Eva Perón y que ha escrito una novela, Las primas, que es, por lo visto, un trallazo: la historia de una familia de retrasados mentales.

Y como en todas las familias, hay violaciones, estupros, abortos y crímenes.

Sergio Bizzio es un poco el cabeza de cartel de esta invasión argentina.

De él han publicado dos libros: Realidad y Era el cielo.

Realidad es una historia de reality shows y violencia, de terroristas que entran en el Gran hermano y de escabechinas, de manipulaciones, de ficciones que parecen auténticas y de verdades que luego resultan ser falsas.

El rollo reality da un poco de pereza. Parece un poco manido. Pero confiamos en Caballo de Troya. Y nos produce muchísima curiosidad un autor del que no sabemos nada y al que le editan dos libros de golpe.

2. Tiempo de alacranes. Bernardo Fernández. Ed. Pàmies.

Pàmies edita novelas negras muy curiosas.

El año pasado, por ejemplo, nos sorprendieron con El peor día, del escocés Allan Guthrie.

La historia de dos buenos tipos, o eso parece al principio, cuyos destinos chocan de pronto: uno acaba de salir de la cárcel y el otro es un raterillo que comete un grave, gravísimo error.

Al final, a Guthrie se le iba un poco de las manos la trama, pero aun así, fue una de las mejores novelas negras que leímos el año pasado.

Ésta va de narcos mejicanos y de sicarios que deciden retirarse.

Hay temas y ambientaciones que dan mucho juego: como los mafiosos ingleses. O la brutalidad de la frontera, esas historias llenas de sangre y a caballo entre dos mundos.

Tiempo de alacranes, además, tiene tres partes. Pero no se llaman primera parte, segunda parte y tercera parte.

No.

Se llaman primera caída, segunda caída y tercera caída.

Y Bernardo Fernández, que ha ganado un par de premios con la novela, la encabeza con una cita de Maïakovski: "Tenéis suerte, la venganza no alcanza a los muertos".

3. El gran circo del fútbol. Juan Tejero. T&B Editores.

No nos gusta el fútbol. Nos aburre muchísimo.

Pero sí que nos interesa esta recopilación de anécdotas. Más que nada porque parece tener preferencia por los aspectos más delirantes o truculentos. Con capítulos como: El gran combate, Terror en el estadio, Murieron con las botas puestas, Los indeseables del fútbol, Historias del manicomio o Fichajes malditos.

También habla de goles, entrenadores o los orígenes de este deporte.

Nos quedamos, por ejemplo, con la historia de un equipo africano, el Benatshadi. Todos sus jugadores murieron en 1998 cuando un rayo cayó sobre el campo de juego. Los rivales, los del Basangana, se salvaron: los tacos de sus botas eran de plástico. Los de los muertos, metálicos.

O con frases como la que Manuel Ruiz de Lopera le dedicó a Antic: "¿No hay guerra en Bosnia? Que coja una metralleta y se vaya con los suyos".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Era el cielo", de Bizzio, es una obra maestra. Ahora voy tras "Realidad". Ya veré.

Him.

Juan Vilá dijo...

Him, 'Realidad' es una buena novela.

A mí me ha gustado, aunque no me ha entusiasmado.

Está muy bien contada y tiene momentos y reflexiones muy lúcidas.

Nada que ver con la crítica facilona e hipócrita que suele hacerse a la televisión, la tele-realidad, etc.

Que la disfrutes.

Anónimo dijo...

tengo idealizados a los intelectuales y cuando veo un subnormal me horrorizo