miércoles, 3 de junio de 2009

Cuerpos desnudos, papel de water o una pantalla de seis pulgadas (en busca del soporte definitivo para el futuro del libro)

Sigue la Feria del Libro.

Aún no hemos ido.

Esperamos al fin de semana: han anunciado que va a llover y si no, estará lleno de gente.

Nosotros es que somos gente. Hacía mucho que no lo decíamos. Nos gusta la gente.

Hoy empiezan en la Feria una serie de encuentros, o conferencias, o debates, o jornadas, o lo que sea, sobre el libro electrónico. "Del Sinodal al Digital" lo han llamado.

No sabemos mucho al respecto. Mejor te remitimos a Los futuros del libro, el blog de Joaquín Rodríguez, uno de los participantes en la mesa redonda de esta tarde con, entre otras, la poderosísima Carmen Balcells.

No somos fetichistas ni del papel ni de los libros y quienes han usado el Kindle nos han hablado maravillas de él.

Podría ser el futuro.

Vemos ahora mismo nuestra mesa (en la foto de abajo) y la idea del libro electrónico resulta tentadora.


Pero hay otras opciones.

El papel de water.

No es coña.

El otro día nos mandaron una noticia que hablaba sobre eso.

(Mil gracias y un beso a la remitente).

Al parecer, en Japón van a empezar a imprimir historias de terror en los rollos de papel higiénico.

No es sólo para que la gente se entretenga, hay una especie de sinergia detrás: cuenta la tradición japo que los fantasmas se esconden en el retrete.

De hecho, los padres asustan a sus hijos con la posibilidad de que salga en cualquier momento una mano peluda del water que les arranque los genitales o que se los lleve enteritos a una especie de infierno subacuático de mierda, ratas y alcantarillas.

Como en esa escena tan bonita de Trainspotting (abajo). Por cierto, el camello que aparece vendiéndole los supositorios de opio a Ewan McGregor es Irvin Welsh, el autor de la novela en la que está basada la película. (Buenísimas las dos: la novela y la película).



Volviendo a la iniciativa japones, la experiencia como lector debe ser total.

Otro posible soporte es la piel humana.

Ayer apareció en todas partes la portada del próximo 'Esquire': Bar Refaeli con todo su cuerpo lleno de letras, frases y palabras.

Te ofrecemos una foto distinta. Hay más en la web de la revista.


Es otra sinergia: desnudan a la modelo y de paso, anuncian que van a publicar un relato nuevo de Stephen King.

Los cuerpos desnudos y pintados resultan tentadores. Imposible negarlo.

Pero plantean problemas como la producción industrial (ni uno saldría vivo de la imprenta) o el almacenamiento.

Imagino ahora mi mesa llena mujeres desnudas, apiladas unas encima de las otras, como los libros, y la idea recuerda más a una fosa común que a una fiesta.

Mal rollito.

Y luego están los libros de verdad.

La idea del libro como objeto con valor por sí mismo.

Es curioso, o quizá no, que ahora que tanto se habla del libro electrónico se pongan de moda los libros ilustrados.

Nosotros ayer leímos/tocamos/vimos y hasta nos reflejamos en uno precioso.

Se llama Brillante como una cacerola y lo ha editado Alfaguara.

Son cuatro cuentos de Amélie Nothomb, supuestamente escritos para niños, o más bien para lectores juveniles, e ilustrados por Kikie Crêvecoeur.

Qué libro más bonito. Y eso que a nosotros no suelen gustarnos demasiado los libros bonitos. Al revés.


Los cuentos breves, brevísimos, hablan de príncipes chinos hartos de la belleza, de asesinos en serie a los que una copa de vino de Burdeos les cambia la vida, referéndums sobre la existencia de Dios y holandeses condenados a hablar todas la lenguas.

Gustarnos, gustarnos, nos ha gustado el primero: cómo le da la vuelta a una historia muy manida (la del príncipe en busca de princesa), y su crueldad, y su extraño sentido del humor. El final de los otros tres no ha terminado de entusiasmarnos.

Pero este libro, ya lo hemos dicho, es otra cosa.

Es un todo: con esos dibujos, que son, al parecer, grabados hechos en gomas de borrar, y la maquetación, el tratamiento tan distinto que se le da a cada uno de los cuentos, y el espejito que incluye en la página 20, y el juego de las copas de vino y los cuellos de las víctimas del asesino en serie...

Una joyita.

Y ya, lo dejamos, como siempre, sin conclusiones, incapaces de decidirnos por ningún formato.

¿Para qué?

A veces, como hoy, todo nos gusta y todo nos parece bien.

2 comentarios:

DON ZANA dijo...

Sr. Vilá,

Sobre el papel de water, es una idea interesante, y es cierto que viene de Japón. Hace ya tiempo que mi suegra lo usa con Sudokus impresos. Le propondré lo de los cuentos de terror... Y no digo más.

Y sobre el libro electrónico-digital-virtual, creo que soy demasiado mayor para asimilarlo, pero seguiré con atención sus reflexiones por si acaso me convence.

Cuídese.

Juan Vilá dijo...

Don Zana,

Yo a su suegra la tengo que conocer...

Cuídela mucho y cuídese usted también, que el fin de semana está cerca.