martes, 12 de mayo de 2009

Encima del infierno viendo las flores (de todo un poco)


Me encuentro a las seis de la mañana a una vecina en el portal.

Ella es azafata, viene de Buenos Aires. Yo saco a mi perra para que mee un poco y se queda tranquila hasta que dentro de unas horas nos volvamos a levantar.

No sabía que madrugabas tanto, me dice la vecina.

Yo tampoco, le respondo, con los ojos enrojecidos después de llevar horas delante del ordenador.

Y como estoy agotado pero de buen humor, le subo la maleta hasta su casa en el cuarto piso.

Si es que somos supermajos.

Hoy le preguntan a Enric González: ¿se puede ser un periodista libre y ganar 700/800 euros al mes? Y él contesta:
Le aseguro una cosa: se puede ser un periodista libre ganando 700 euros mensuales, si uno está dispuesto a perderlos. Lo que no se puede es vivir. Aprovecho la ocasión para decir que mi sueldo mensual es 10 veces mayor, es decir, ronda los 7.000.
Qué clase. Nos alegramos por él. Se merece el sueldazo.

En Madrid, además, descarrila el Metro, Zapatero habla y habla, aunque a nosotros nos parece que esta vez no se lo cree ni él. Y va y se muere Antonio Vega. Alguien ya ha puesto un mensaje al respecto en la entrada de ayer.

Bien visto, lo de Antonio Vega es una noticia llena de esperanza, un mensaje para el universo: lo que aguanta el cuerpo, lo que en ocasiones cuesta morirse.

O sea, que si el llegó a los 50, nosotros, para bien o para mal, cumplimos los 40 sobradísimos.

Y vale ya de cháchara, hoy, dos cositas: un libro curioso y una librería nueva.

Esta entrada, en realidad, es una especie de acuse de recibo: una respuesta a dos mails que nos han llegado a través del blog.

El libro se llama Confusión de confusiones. Bonito, ¿verdad?

¿De que habla?, ¿de chavalines drogados?, ¿de curas pederastas?, ¿de ministros que deciden cambiar de sexo para escapar de la falta de criterio de su presidente?, ¿de ex presidentes grafómanos y cegados por la soberbia?

No, es el primer tratado de bolsa de la historia.

Lo escribió en Amsterdam un judío español del siglo XVII, José de la Vega o José Penso de la Vega.

Suena a Spinoza, también judío, también de origen español, o portugués, también refugiado en Holanda para que no le despedazaran.

Este señor, Spinoza, se dedicaba a pulir lentes. Y mientras, escribía algunos de los libros más importantes de la filosofía occidental.

Una vez le ofrecieron un puesto en la universidad, pero él lo rechazó. Quería ser libre. Otro gilipollas.

Aunque nosotros, cuando queremos llorar, leemos el final de su Ética:
Si la salvación estuviera al alcance de la mano y pudiera conseguirse sin gran trabajo, ¿cómo podría suceder que casi todos la desdeñen? Pero todo lo excelso es tan difícil como raro.
Volviendo a Confusión de confusiones, ni lo hemos leído ni lo hemos visto ni siquiera lo hemos rozado. O sea, que no nos hacemos responsables. Simplemente nos ha parecido curioso. Más información en su blog.

El otro mail hablaba de una librería relativamente nueva que hay en Madrid. Se llama Asia Libros y abrieron en diciembre en Conde Duque, 18.

Están especializados en todo lo que tenga que ver con Asia, desde Turquía a Japón, pasando por China, India, Pakistán, etc. Tienen una parte muy potente dedicada a literatura, pero también hay libros de filosofía, política, viajes, infantiles y en general, cualquier cosa. O casi. Incluidos cómics y DVD.

Detrás de ella están el fotógrafo Juan Ramón Yuste, el escritor Javier Moro (el de, entre otras, Pasión india o El sari rojo) y Álvaro Enterría, alguien que lleva 20 años viviendo en la India, donde tiene otra librería y una editorial, y autor de La India por dentro, un libro que los que entienden de viajes consideran imprescindible para entender el país.

Y además, los que la llevan la librería saben.

Joder, que gusto ver a Susana y a Jacinto moverse, tratar a la gente, ya sean vecinos inquietos del barrio o estudiantes en búsqueda de un libro de Mishima para el examen de mañana.

Tienen también una web muy potente: www.asialibros.com. De hecho, antes de abrir la librería física llevaban cuatro años en la red.

Lo que no les preguntamos es si habían recibido el libro ese de haikus de Jiménez Losantos.

Mierda.

Bueno, da igual, cerramos con uno de nuestros haikus preferidos, escrito por Issa y como siempre, sacado de Jaikus inmortales, antología de Antonio Cabezas editada por Hiperión:
En este mundo,
encima del infierno
viendo las flores.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

el bueno y pobre de Issa, que bonito haiku

DON ZANA dijo...

Sr. Vilá,

Me encanta su entrada de hoy.

Porque también soy paseador de perros a horas intempestivas, por Spinoza, por Antonio Vega y sus 50 años embelleciendo el mundo (y poniéndose hasta el ojete, claro, aunque no sé si una cosa lleva a la otra, la otra a la una, o ninguna de las dos), por el bonito haiku y, sobre todo, porque celebro la librería "asian" que nos presenta.

Iré sin duda, y no porque sea aficionado al zen ni a las filosofías orientales, sino porque paseo mi soledad por el "camino de la espada" (kendo), pegándome palazos en la cabeza dos días a la semana con desconocidos a los que luego doy las gracias efusivamente por amoratarme las manos y dejarme un pitido de oídos que dura hasta el día siguiente. Y eso hace que, sin compartir demasiado sus planteamientos, me interesen mucho las historias de Samuráis.

Podía marcarse un día una entrada sobre historias de Samuráis (mi suegra también lo aprueba).

Por último, volviendo a la polémica surgida en anteriores entradas sobre Paquirrín (lo siento, anónimo, pero es que el nombre me parece graciosísimo) me viene a la mente la máxima de un filósofo japonés del siglo XII: "Haber estudiao".

Juan Vilá dijo...

Don Zana, no deja usted de sorprenderme.

Lo del kendo me ha dejado sin palabras.

Ahora, más que nunca, cuídese, cuídese muchísimo, que no estamos para perder ni un solo lector.

Y menos a usted.