viernes, 8 de mayo de 2009

Escapando de Nunca Jamás ('Peter Pan' contra la Generación Paquirrín)


(Aviso: hoy esto nos ha salido muy largo. Pero no vamos a cortarlo)

Walt Disney ha hecho mucho daño al mundo.

A Walt Disney habría que descongelarlo, si es que está congelado, y juzgarle por crímenes contra la humanidad.

Si naciste en los 60 o los 70, sólo serás medio tonto, como nosotros. Habrás crecido con sus películas, sus series, sus muñequitos, pero también habrás visto o leído alguna otra cosa.

Si naciste en los 80 o los 90, estás perdido. La sirenita, La bella y la bestia, Aladdin, El rey león, Pocahontas... Más toda la basura acumulada durante décadas. Esos habrán sido tus referentes en la ficción. Y nadie se habrá molestado en contarte un cuento de verdad.

Tus padres te habrán dejado horas y horas delante de la tele, con el vídeo repitiendo una y otra vez, esas películas. Una y otra vez durante años.

Es la Generación Paquirrín o Borja Thyssen (pero ellos son ricos y no necesitan trabajar), es el rollo poligonero, es el tunning, es la ingesta masiva de pastillas bobas mezcladas con esteroides, es la mayor tasa de analfabetismo funcional de la historia.

Exageramos, como siempre, y demostramos, además, lo mal que hemos empezado a envejecer y lo mucho que nos gustaría tener una novia tipo Tamara (la de Paquirrín), 20 añitos y ya es toda silicona.

¿Y Disney?

Disney ha mentido y ha engañado a esas pobres criaturas, las ha despojado de recursos y las ha hecho creer que el mundo y la vida eran fáciles, bonitos, de colorines.

Pero a nosotros lo que de verdad nos duele es lo que le hizo Disney a Peter Pan.

Peter Pan, dices, y todos te responden que sí, que han visto la película.

No, la película no vale.

¿Has leído a J. M. Barrie?

Enhorabuena, Sr. Disney, ha desactivado uno de los mitos modernos más potentes para crear toda una generación de consumidores a sus órdenes.

Ahora se acaban de publicar dos libros sobre el tema. Un ensayo, Todos crecemos menos Peter, de Silvia Herreros de Tejada (Ed. Lengua de Trapo) y El pajarito blanco (Ed. Barataria), primera obra de J. M. Barrie en la que aparece Peter Pan.

Barrie era un tarado. Su hermano murió de pequeño y él intentó sustituirlo y conseguir todo el cariño de su madre. Pero no lo consiguió.

Barrie nunca creció ni física ni mentalmente. Era muy bajito y seguía pareciendo un niño incluso ya de mayor. Un viejo con cara de niño.

Barrie siempre se rodeaba de chavalines, eran sus mejores amigos.

Se ha especulado mucho con la posible pederastia de Barrie. ¿Le gustaban los niños?, ¿abusaba de ellos? Según cuenta Silvia Herreros de Tejada, no. Barrie, en realidad, era impotente y nunca llegó a desarrollar su sexualidad. A nosotros esa teoría nos parece mucho más coherente que la otra.

Pero nada de ello impidió que Barrie tuviera mucho éxito y fuera uno de los escritores más reconocidos de su tiempo. Gracias, sobre todo, a Peter Pan, una obra que se pasó toda su vida cambiando, añadiendo finales, modificando escenas en la versión teatral, convirtiéndola en novela...

Silvia Herreros de Tejada le sigue muy bien la pista en su libro a todas esas variaciones, a las distintas interpretaciones posibles de Peter Pan y del personaje. Todos crecen menos Peter es un buen libro, aunque quizá demasiado académico y demasiado literario. O sea, muy despegado de la vida. Y a nosotros, lo que nos gusta es justo lo contrario: traer los libros a este otro lado, agarrarnos a ellos o convertirlos en armas arrojadizas.

Maneras de leer y seguramente también, maneras de vivir. Otro día cerramos con Rosendo.

O sea, que vamos a hablar de Peter Pan, de la novela llamada así, la que hemos leído y releído decenas de veces, no la obra de teatro.

Peter Pan es un libro que empieza con una frase muy conocida, "Todos los niños crecen, excepto uno". Y con una escena aterradora: el descubrimiento de esa realidad por parte de una niña de dos años a través del reproche de su propia madre: "¡Oh, por qué no podrás quedarte así para siempre!".

¿Por qué no?, ¿y por qué no te quedaste tú siendo una niña para siempre, mamá, y así yo no hubiera nacido?, debería haber contestado Wendy a la señora Darling. En lugar de eso : "No hablaron más del asunto, pero desde entonces, Wendy supo que tenía que crecer. Siempre se sabe eso a partir de los dos años. Los dos años marcan el principio del fin".

No es mal arranque para una historia infantil. Vamos, que es casi como Bambi, cuando muere la mamá, pero aquí la sombra de la muerte se proyecta sobre el propio niño y además, sobre la vieja caen todas las sospechas.

¿Sospecha de qué? Pues que quizá las madres no sean tan buenas, generosas y abnegadas como hacen creer a sus hijos. Quizá las madres sean manipuladoras, egoístas y odiosas.

¿Cómo?, ¿existe un mensaje más subversivo frente al orden familiar?

Peter Pan, y esto lo cuenta muy bien Herreros de Tejada, está lleno de odio frente a la figura materna. Odio y desprecio.

En los cuentos tradicionales, quizá porque son las madres quienes los cuentan, ellas siempre quedan a salvo. Las malas son las madrastras, como en Blancanieves, las que usurpan la figura maternal después de haber seducido al padre. Quizá como una advertencia frente al niño o la niña, como queriendo decir, cuidado que si yo no estoy, puede venir otra mucho peor.

Peter Pan, en cambio, refleja la lucha de poder entre la madre y el hijo, y aquí sólo quedan dos opciones: el odio cuando la madre impone su voluntad o el desprecio por parte del niño si consigue salirse con la suya.

¿Y el padre? No, el padre no existe, como en tantos otros relatos infantiles. O es un calzonazos. Quizá, otra vez, porque son las madres quienes los cuentan. En este caso, el Sr. Darling es castigado cuando desaparecen los niños y le envían a dormir a la caseta del perro. Sí, la caseta del perro, ya ni siquiera ocupa un puesto entre los humanos.

Peter Pan es el relato de todas las sombras de la infancia. De la soledad más absoluta, de esa guerra del niño contra el mundo adulto, de no querer crecer, sí, pero también de no querer ser como los mayores de referencia. Es decir, como los propios padres.

¿Y cual es la solución? La única solución posible es la muerte. ¿Y si Peter Pan representara el deseo de morir en la infancia? Sólo los muertos no envejecen y permanecen niños o jóvenes para siempre. ¿Acaso Peter Pan está vivo?, ¿quienes son los niños perdidos que le acompañan en sus aventuras?

¿Y si hablamos de ti?, ¿recuerdas la primera vez que sentiste de forma consciente el deseo de morir?, ¿fue por una rabieta con mamá o fue de noche, porque no podías cerrar los ojos sin que doliera mucho?, ¿el qué? Ni siquiera ahora sabes qué era eso que dolía tanto de pequeño al meterte en la cama, eso que te hacía llorar y que no te dejaba dormir y que casi, casi te cortaba la respiración.

Exageramos, como siempre. Se nos va la olla. Habla con tu psiquiatra, pregúntale a él, o a ella, o a tu psicólogo, o a tu coacher, o a quien ahora mismo te esté tratando.

Terrores infantiles es un bonito eufemismo.

Peter Pan grita "la muerte es una aventura maravilllosa". Él lo sabe bien. La muerte es el país de Nunca Jamás.

Y los niños perdidos, en la primera versión de la historia, la que ha publicado ahora Barataria, según cuenta Herreros de Tejada, eran los bebés muertos. Los bebés que se caían de sus carritos en el parque.

Peter primero los enterraba, pero de dos en dos, para que no se sintieran tan solos. Y luego decidió que era mucho más divertido irse con ellos a la Isla de Nunca Jamás para jugar un rato y matar a unos cuantos piratas. Peter Pan, de hecho, y según alguna de las muchas versiones, también se cayó cuando era un bebé en el parque y nadie acudió a buscarle.

Hay que elegir: crecer o morir.

Y no existe posibilidad de un final feliz. Aunque Barrie deja al niño las dos opciones: Peter es el modelo para los que mueren. Wendy para quienes crecen.

El final de Peter Pan es uno de los más amargos y desoladores de la literatura. Wendy crece y Peter se olvida de ella. Wendy se casa, tiene una niña, se convierte en su propia madre y Peter vuelve para secuestrar a su hija. A Wendy le gustaría que Peter se la llevara a ella. Pero sabe que ya no, que ha envejecido, que ahora Peter la ve como lo que es: su enemiga.

Pasarán los años y lo mismo ocurrirá con cada nueva generación. Peter olvidará a la madres, las verá sustituirse las unas a las otras y morir, y se llevará consigo a las niñas. Siempre las niñas.

Lo malo, lo peor de todo es que a los niños Peter Pan les encanta. Les encantaba la versión real cuando iban a verla al teatro en vida de Barrie. Y les encanta ahora cuando les lees la novela. Ellos no necesitan que se la explique nadie, ellos saben perfectamente de lo que se está hablando. Y toman su decisión: deciden crecer y no morir, aún a riesgo de parecerse algún día a sus padres y aún sabiendo que eso duele, porque vivir le duele a todo el mundo menos al Sr. Disney, flotando por toda la eternidad en su tanque de hidrógeno líquido (sí, ya sabemos que es una leyenda urbana, pero nos gusta).

Esos niños son sanos e inteligentes. Gracias a Peter Pan aprenden la lección y quedan vacunados. No sufrirán nunca la tontería esa del síndrome ni se parecerán a Paquirrín y a sus colegas.

Aunque puede que en esto último también exageramos y que si te descuidas, siempre puedes acabar siendo tan zafio (segundo día consecutivo que utilizamos este adjetivo) como Paquirrín.

En lo que no exageramos es en lo de Peter Pan, un libro inabarcable, que siempre te sorprende y que siempre te deja noqueado y que siempre te permite mil lecturas distintas y al que siempre hay que volver.

Cerramos con una canción-deseo para el fin de semana: Amor y plata, de 7 notas 7 colores.

La ilustración es de Mark Ryden. Brutal.

14 comentarios:

DON ZANA dijo...

Nada que decir, Sr. vilá.
Tomo nota de su análisis y del de la Sra. Herreros de Tejada (tiene apellido de Alcalde Corrupto), y trataré de contrastarlos por mi cuenta. Hace un par de años vi una bonita película sobre Barrie y la gestación de Peter Pan, aunque no sé si lo contaba con mucho o poco rigor.
Secundo su moción de sacar a Disney de la bañera y empalarlo sin lubricantes.
Y en cuanto a la etiqueta de Paquirrín, siga, siga usted así, y verá.

Juan Vilá dijo...

Don Zana, se le echaba de menos, pero ahora lo que echo de menos son los bollitos esos que me iba a mandar su suegra.

Y que sepa que tiene un montón de seguidoras en este blog.

Lea El viaje y lea a Peter Pan.

Y por Paquirrín no se preocupe. Le sorprendería saber la cantidad de gente que entra en este blog buscando porno de jóvenes escocesas o sexo y sangre. Por no seguir.

A ver si un día alguien pone en el google Paquirrín porno y le lee a usted.

Mientras tanto, nosotros seguiremos buscando Amor y plata.

Cuídese mucho

Anónimo dijo...

La teoría de Peter Pan es la que aquí se sostiene, la avalan varios autores. Es un cuento aplicable a los adultos. Es un cuento para adultos.

Pero no escribo para esto.

1)Paquirrín:
merece TODOS mis respetos, no estoy de broma.
Dejemos de llamarle Paquirrín.
Y dejémosle vivir en paz.
Sólo es una sugerencia

Y otra cosa que no viene a cuento, no es el lugar, pero que si no lo digo exploto.

2)Estoy absoluta y completamente obsesionada,fascinada, enganchada (ojala,en sentido argentino)con Fito, Adolfo Cabrales, el de Fitipaldis. Chulesco, divo, genio, guapo, delgado,sonrisa maravillosa perseverante, poeta, vividor, esos pantalones ajustados, camperas, patillas, sin su gorra es más atractivo todavía...no sigo..

Si un dia me lo cruzo, no respondo.
Espero no responder.

Juan Vilá dijo...

Anónima, quizá lo de Fito sí que venía a cuento.

De Fito hay dos biografías publicadas y curiosamente conozco a las dos personas que las escribieron o que colaboraron en ellas.

La más reciente es: Fito: Soy todo lo que me pasa. La firma Fito Cabrales y la publicó el año pasado Ara Llibres.

En 2005, según la web de La Casa del Libro, Darío Vico publicó Cultura de Bar: Conversaciones con Fito Cabrales. La editó Iberauto Promociones Culturales.

Ojalá un día te lo cruces y sea para bien.

Anónimo dijo...

Interesante punto de vista. Largo pero, he llegado al final.
Muy de acuerdo en algunas cosas...en otras, en desacuerdo. Maravilloso libro el de P.Pan, guardo un gran recuerdo pero..., ¿Disney?, Disney es GENIAL. Hace feliz a gran parte del mundo entero (que se dice pronto), y, la vida trata de eso, de intentar ser feliz (entiendo yo). No hacen daño a nadie y, fíjate en la cara de los niños cuando ven esas películas una y otra vez...¿no te hacen también un poquito feliz a tí?

Juan Vilá dijo...

Uf, Anónimo, para mí Disney no es sinónimo de felicidad.

Seré muy rápido y claro. Y exageraré, como siempre.

Para mí, Disney es sinónimo de McDonald's.

Dejaré temas políticos al margen, ¿has visto la cara de felicidad con la que salen los chavalines del McDonald's?

¿Eso implica que el McDonald´s sea bueno y su comida saludable?

No, pues eso.

Disney, y cada vez más, intoxica a nuestra infancia. Disney vende una imagen falsa y edulcorada de la realidad. El objetivo de Disney es su cuenta de resultados y convertir a nuestros niños en consumidores de todos sus productos.

Salvemos a nuestra infancia. Contemos cuentos siniestros y oscuros, contemos los cuentos de toda la vida.

¡Resucitemos a los abuelos y a las abuelas, aunque sea para matarlos minutos después al darnos cuenta de que eran un coñazo!

Se me vuelve a ir la olla.

Lo dejo.

Anónimo dijo...

Me encanta internet. Estaba a punto de opinar que me parecía que Juan se estaba ensañando innecesariamente con Paquirrín y que a mi tb me parecía Disney un asco, excepto una canción de El libro de la selva. Me meto en google, pongo "busca lo más vital" y me aparece una entrada que pone "Paquirrín busca lo más vital". Ahí va eso. De nada
http://www.zappinternet.com/video/yemHsaNdiP/PAQUIRRIN-busca-lo-mas-vital

Anónimo dijo...

No sabía muy bien donde introducir este comentario. Es sólo una idea que le propongo al autor.

La gente lee. Vas en metro, bus, esquinas, bares (los mejores sitios para beber,digo para leer).
Bueno, hoy he estado a punto de preguntarle a una persona sentada a mi lado qué estaba leyendo, que le parecía y si lo recomendaría.

Hoy he visto mucha gente leer, de todo, desde filosofía a best seller. ¿Y si, aquellos que sequimos el blog, siempre con amabilidad y explicando que es para una causa como ésta, simplemente preguntamos (las personas son más amables de lo que parecen)?
-Que están leyendo
-Que les está pareciendo
-Lo recomendarían?
-Cómo ha llegado a sus manos, recomendado, por los ojos, prestado, etc.
-Y si está forrado de blanco, para que no se vea la portada mejor no preguntar ¿o sí?
-Si quieren aparecer como anónimo, no aparecer o pseudónimo (Ley Protección Datos, mejor así) en el Blog, guay, porque como decía, a cambio, una tarjetita impresa, muy básica, un montajillo muy básico (pantallazo del Blog y de la página de la revista donde escribe Vilá)

Así, se podrían meter estadísticas muy básicas de lo que se lee en las calles (a veces te llevas gratas sorpresas).

Puedo ocuparme en mi tiempo libre, siempre que el autor del blog quiera, de un muy básico diseño con el nombre del Blog y relacionado con su publicacion, siempre que no existan problemas en este punto. Su nombre como aparece, seguido del Blog, tal cual e imagen dibujo curioso. Todo en impresora casera,que no estamos para despilfarros. Lo sencillo, la elegancia para el sastre.

Es una sugerencia, espero su respuesta. Al fin y al cabo no es más que marketing directo. Pero por favor, repito, la actualización y todo el peso del Blog lo lleva usted, por lo que puede ser peor el remedio que la enfermedad.
ESPERO RESPUESTA
¿Que os parece al resto?

Juan Vilá dijo...

Anónimo 1, brutal el vídeo de Paquirrín. Tronchante.

Anónimo 2, me gusta la idea.

No creo que se apunten muchos, pero siempre puedes hacerlo tú y quien le apetezca y os nombramos corresponsales en las calles, los amigos de la gente o lo que vosotros queráis.

Mándame un mail, anda, que no tengo ni idea de quién puede ser tan proactivo y marketiniano de entre los cuatro pringados que leen esto (bueno, quizá unos cuantos más).

Mil gracias

Anónimo dijo...

Vilá necesario. ¿Deberiamos empezar por dar la cara y confesarnos seguidores? Seguro que hay más de diez anónimos.

Juan Vilá dijo...

Anónimo, yo es que si soy fan de algo es de la libertad: quien quiera hacerse seguidor, que se haga y quien quiera permanecer en el anonimato, que siga.

Me parecen perfectas las dos opciones.

Tú decides.

Anónimo dijo...

Por favor, ¿por qué tanta mofa con, me niego a llamarle Paquirrín, no visto video, ni pienso verlo, me da igual la vida de este chico que ya las ha pasado putas y que por otro lado vive sin hacer nada, pasa de todo y sonrie ¿huelo a envidia?

Juan Vilá dijo...

Apestas a envidia, Anónimo, nosotros también.

No te hagas el estrecho, putas las hemos pasado todos. Y lo que nos queda.

Anda, corre a ver el vídeo: http://www.zappinternet.com/video/yemHsaNdiP/PAQUIRRIN-busca-lo-mas-vital

Anónimo dijo...

la persona del márketing directo me ha parecido que ha tenido una gran idea, no sé si viable, pero muy encantadora. Gracias a todos/as