miércoles, 7 de octubre de 2009

Sí, puede que sea el fin (más sobre el libro electrónico, la piratería y una cosa llamada Scribd)


Ayer empezó el Liber.

Editores, agentes, distribuidores y demás hablan y hablan del libro electrónico.

Yo, mientras, sigo jugando con el mío.

O no.

Ya no juego.

Ahora he empezado a leer con él.

Es mejor de lo que ya dije.

A pesar de todos sus defectos (la pantalla pequeña, lo que tarda en cambiar de página, etc).

Me gusta.

Me encanta.

Es comodísimo manejarlo, con una sola mano, tirado en el sofá o de pie en el metro.

Y sigo adentrándome en el mundo de los libros pirateados.

Insisto en mi idea: el libro electrónico puede suponer para la industria editorial lo mismo que el MP3 para las discográficas.

Se habla mucho de Google Books,
pero quizá eso no sea lo peor.

El otro día descubrí una cosa que se llama Scribd.

Lo definen como un YouTube de los documentos ofimáticos: la gente sube lo que quiere (archivos de texto, presentaciones, hojas de cálculo, etc) para compartirlo con los demás.

Puedes verlo en la pantalla del ordenador o descargártelo y leerlo en un libro electrónico.

Por supuesto está lleno de libros pirateados.

Y por supuesto tiene una demanda por infringir las leyes del copyright (según la wikipedia).

Es un poco como ir a la biblioteca, pero sin salir de casa y sin tener que devolver luego el libro.

Yo empecé bajándome uno de Rubem Fonseca, estoy obsesionado con él.

Se llama Los mejores relatos, la traducción, la edición y el prólogo (muy bueno) es de un tal Romeo Tello Garrido.

Son casi 500 páginas con 38 cuentos, la mayoría de ellos imposibles, o dificilísimos, de encontrar en España.

El mismo usuario (un tal Digiletras, sin duda, encantador) tiene obras de Hans Magnus Enzensberger, John Kennedy Toole, Novalis, Cormac McCarthy, Camus, Cioran, Deleuze, Foucault, Calvino, Onetti, Leopoldo María Panero, Chuck Palahniuk, Sade, Bukowsky...

Hoy alguien del Liber decía en el telediario que el libro electrónico iba a ser el regalo de moda estas navidades.

Exageraba aún más que yo.

O puede que se dedicara a venderlos.

200 o 300 euros es mucha pasta. Tiene razón el anónimo que hizo este comentario en la entrada del otro día. Pero supongo que no tardará en bajar de precio.

Y entonces, cuando la gente lo tenga en sus manos, no va a ir ni a Google Books ni a Amazon ni a La Casa del Libro ni a la Biblioteca Nacional.

La gente va a hacer lo mismo que yo (porque yo, sobre todo, soy gente) y se van a poner a descargar como locos.

¿Y?

Ni idea lo que pasará después.

Habrá que verlo.

Pero supongo que algunos llorarán.

Y otros contarán cadáveres.

Los habrá también que no tendrán ni un segundo para esas cosas: estarán superliados y venga a comprar discos duros para guardar todos los libros que se han bajado y que ni en mil vidas podrían leer.

(Conste que aún no sé si me mola nada de esto. Y que creo en la labor que desempeñan algunas editoriales grandes y pequeñas. Y que me gustan los libreros y las librerías, y que ellos previsiblemente se van a llevar la peor parte.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesantísimo lo de la página Scribd, todo un mundo por explorar. Bueno, yo creo que todo esto era inevitable, el abordaje a los derechos de autor en todas sus facetas, la cultura universal, para todos y ya. La idea en sí es buenísima, pero con tantos daños colaterales...supongo que es seguir adaptando la legislación a lo que hay...gracias por mostrarme una realidad que late y crece