viernes, 30 de abril de 2010

Motivos para el viaje (Tulsa, Margarit y otra vez Doctorow)

Hay viajes atormentados:



Y hay viajes en busca de un poco de luz:
Viajar es arriesgado pero a veces me muevo
–las espinas haciendo de muletas–
y, por torpe, las olas me revuelcan.
En el mar peligroso busco la roca
de donde no haya de moverme nunca.
En la armadura soy mi propio prisionero:
una prueba de cómo, si no hay riesgo,
la vida es un fracaso.
Afuera está la luz y canta el mar.
Dentro de mí la sombra: la seguridad.
Lo anterior es un fragmento de Erizo de mar, poema de Joan Margarit incluido en el libro El primer frío y editado por Visor, no me convence demasiado, oscila entre cierta cursilería y la obviedad, pero Margarit, en general, es grande y transmite la idea que quería.

Hay también quien viaja después de leer un libro, casi como si huyera.

Porque hay libros que te afectan físicamente, ya se ha dicho aquí otras veces, y hay libros que van un paso más allá y te revuelven por dentro, te sitúan en una encrucijada, o te recuerdan que estás en una encrucijada, y te plantean determinadas exigencias.

A mí me ha pasado con Homer y Langley, de E. L. Doctorow y editado por Miscelánea.

Homer y Langley es un libro sobrecogedor y maravilloso (sí, maravilloso), capaz de emocionarte y que al mismo tiempo, te pone los pelos de punta.

Entras en él como quien entra en una catedral: en silencio, andando muy despacito, aguantándote la ganas de arrodillarte y ponerte a rezar.

O al revés, aguantándote las ganas de gritar, de profanar el altar mayor, de atacar al Cristo.

Ante la historia de los hermanos Collyer, Homer y Langley, sólo puedes sentir eso: fascinación y horror.

Y asco, y miedo, y piedad.

Pero de Homer y Langley mejor hablamos otro día y así yo sigo exagerando un ratito y poniéndome histriónico.

Ahora no.

Ahora me voy de viaje.

Sed buenos todos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues espero que tu viaje sea de los segundos.

Y que la encuentres.

Buen viaje Juan Vilá.

Buen fin de semana para todos.

Anónimo dijo...

Seguro que es de los segundos... no tengo NINGUNA duda.

Buen viaje!

Anónimo dijo...

La lectura del artículo de elpais.com me ha hecho acordarme de una entrada muy graciosa en este blog de hace unos meses, Juan Diógenes de Todos los Santos.

¿Hubo segunda o tercera parte de la manía de limpieza y orden?

¿Te has deshecho de más medicinas, paquetes de Ketchup y periódicos viejos?

¿Cómo va la lista de libros?

Y muy buen viaje, del tipo que sea.

Qué suerte!!

Juan Vilá dijo...

Gracias Anónimo 1 y Anónimo 2.

Anónimo 3, la manía de orden y limpieza acabó y la verdad es que es una pena.

Ya no entran sobrecitos de ketchup en mi vida pero hay algunas medicinas nuevas: caras, con una presentación preciosa y sobre todo, muy eficaces.

Tampoco permito que entren periódicos: sólo en formato electrónico.

Los libros, sí, me desbordan y el día menos pensado regalo unos cuantos: ¿100?, ¿200?, ¿300?

Habrá que verlo y estudiarlo con calma.

Gracias también