miércoles, 8 de julio de 2009

Esplendor en la hierba (el Sr. Chinarro publica un libro, o sea, Antonio Luque)



Nos gusta que nos sorprendan, aunque sea para mal.

Nos gusta que nos motiven hasta el punto de sentarnos delante del ordenador y ponernos a teclear para compartir nuestras impresiones con cualquiera que se pase por aquí.

Nos gusta que nos engañen y que nos hagan creer que lo que estamos leyendo es diferente, y merece la pena, y tiene algo.

Ese algo que lo distingue del millón de libros parecidos, o idénticos, que ya han sido escritos.

Aunque sea una frase.

Aunque sea para cagarnos en la pobre madre de su autor.

Aunque sea para olvidarlo a los 10 minutos y saltar a otro libro.

O a cualquier otra cosa.

Todo esto viene a cuento de lo último que hemos leído.

Era una buena novela.

Bien construida, bien escrita, capaz de transmitirnos cosas, como un poco de miedo o mucho mal rollo.

Nos la acabamos.

Pero no nos aportó nada.

Es como si ya la hubiéramos leído 20 o 30 veces antes.

Resultaba previsible, muy previsible, y parecía como hecha con retazos: un poco de esto, un poco de aquello.

Recordaba a demasiadas cosas.

No merece la pena hablar de ese libro, ni siquiera citarlo.

Ayer, en cambio, sí que ocurrió algo que nos sorprendió.

De entre los distintos mails que estamos recibiendo estos días con información sobre los libros que se publicarán a partir de septiembre (próximamente haremos algunas entradas al respecto), uno hablaba de alguien que nos gusta: Antonio Luque.

Antonio Luque tiene un grupo que se llama Sr. Chinarro.

O Antonio Luque es el Sr. Chinarro, pero por timidez, se hace rodear de otros músicos.

Sr. Chinarro por el personaje de Los payasos de la tele.

Estaba Gaby, Fofó, Miliki...

Y estaba el Sr. Chinarro, que era ese señor serio, calvo, con traje y que siempre acababa con una tarta estampada en la cara.

Este Chinarro no tiene tarta pero es también serio, muy, muy serio.

Y feo, con una pinta de lo más normal.

No parece una estrella del rock.

No va de eso.

De hecho, antes, creo que hasta hace muy poco, trabajaba como jefe de no sé qué en la fábrica de los bollycaos.

No es coña.

Nos gusta la gente que disimula.

Incluso la gente que se esconde.

Nos gusta la gente que no es lo que parece.

O la gente que parece todo lo contrario de lo que es.

Nos gusta la gente que se niega a seguir determinados juegos y prefiere hacerlo a su manera.

El Sr. Chinarro es uno de esos: va a su rollo y tiene talento.

De él, todo el mundo dice que es surrealista.

Y seguro que no mienten.

Pero es también divertido.

La ironía, entre los modernos, no se estila.

Al humor se le mira mal en los libros, pero en la música ya ni hablamos.

El Sr. Chinarro era muy, muy oscuro.

Pero de repente, le dio por hacerse gracioso y escribió versos tan desesperados, reales y divertidos como el que sigue (de la canción Morado):
Eres atractiva y casi nunca para mí,
como un billete de 500.
Necesitas cambio, alguna compra, otro color,
como un billete de 500.
El Sr. Chinarro tiene fama de escribir muy bien (y es cierto), de ser muy "de culto", y hasta Fernández Mallo, el de las Nocillas, se declara fan suyo.

Luego el Sr. Chinarro concede borracho una entrevista a su colega Erik, el batería de Los Planetas, y con su carilla se Koala suelta algo tan increíble como:
Hay carreteras incluso en el cielo
Ahora parece que se ha puesto a escribir y va a publicar en septiembre algo con la editorial Alpha Decay.

El libro se llama Socorrismo.

Cortamos y pegamos del mail de la editorial:
Por fin Antonio Luque se pasa al bando de la literatura. En su debut, el líder del grupo Sr. Chinarro nos obsequia con dos relatos, Socorrismo y La Mina, en los que el realismo burlesco de Mortadelo y Filemón se combina con la mejor sorpresa lírica. En el primer relato, que da título al libro, Luque nos ofrece una historia de amor mágica y doliente entre dos tocayos, Augusto (de Valencia, España) y Augusta (de Valencia, Venezuela), ingeniero aristotélico él y afrodita nacida de las aguas ella. En el segundo relato, La Mina, Luque relata las aventuras y desventuras acontecidas en un pueblucho cuyos habitantes, de una u otra manera, están vinculados a la mina del lugar. A través de su visión afilada, el autor ensarta con ingenio refranero las tertulias en el Bar Petardo, las andanzas del Club de fútbol Atlético Minero y los peligrosos peligros de la cianuración. El mejor Antonio Luque en estado puro.
En ese mismo sello y ese mismo mes, publicará otro relato dentro del libro Matar en Barcelona.

Ojalá no esté bien escrito, ojalá no esté bien construido, ojalá nos sorprenda, ojalá tenga algo que decir.

Y si la caga, no importa, le seguiremos escuchando de todas formas.

(Hemos abierto con Esplendor en la hierba, una canción suya que en su día nos obsesionó. Fue una época extraña. Cerramos con otro tema sin vídeo, pero que es uno de nuestros preferidos. No sé muy bien por qué. Se llama Dos besugos.)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

espasmodica cancion. gracias. que dificil es acertar con usted.

Anónimo dijo...

Muy complicado el Sr. Chinarro, en efecto. Sólo me impide gritar que el emperador está desnudo el respeto que me merece su opinión, Sr. Vilá ...

Anónimo dijo...

no iban por ahi mis tiros, voto a brios. llevo dos dias escuchando esa cancion hipnotica del barquero sin parar. en la hora 49 me anime a probar alguna otra y descubri que tuvo un amor del monton, pero que el monton era suyo. y aqui seguire.