domingo, 6 de septiembre de 2009

El placer de refunfuñar (notas de viaje: Madrid, Milan, Genova)


Lo peor no fue ver a Aznar nada mas subirme al avion, como un pajaro de mal aguero, con su señora (doña Ana), sus dos guardaespaldas y su rubito asistente personal.

Ni siquiera cuando el del alquiler de coches me miro con cara de psicopata para informarme de que no tenian el modelo que habia reservado pero que me iban a dar uno superior. Muy superior. Me hizo un gesto de complicidad y dijo: la 'macchina' te va a gustar, antes de entregarme el coche mas macarra que he conducido en mi vida.

Y si, la 'macchina' volo desde Milan hasta Genova.

Fue entonces, al llegar a Genova, cuando ocurrio lo peor: la ciudad era tal y como la habia imaginado.

Decadante y con un punto siniestro, o de amenaza constante, como si las casas construidas en las colinas fueran a caerse de un momento a otro sobre el puerto y a mandarlo todo a tomar por culo.

Y con una gente antipatiquisima.

Me gusto tanto, que al principio pense que no iba a poder soportarlo.

(Faltan tildes y otras cosas, lo se: escribo con un PC (mierda) y ademas italiano. Prometo arreglarlo a la vuelta.)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eppur parenti siamo un po'
di quella gente che c'è lì
che in fondo in fondo è come noi, selvatica,
ma che paura ci fa quel mare scuro
che si muove anche di notte e non sta fermo mai.

Anónimo dijo...

Yo estuve hace tiempo en Génova.

Lo recuerdo como un fin de semana maravilloso.

A mi también me gustó mucho mucho.

Sr. Vilá cada día me sorprende más.

Ha resultado ser usted un viajero de primera.

Y yo que me hacía a la idea de que no le gustaba viajar...