domingo, 17 de enero de 2010

Una noche de juerga en Macao (contada por Jaime Gil de Biedma)


No creo que vaya a ver El cónsul de Sodoma, la película sobre la vida de Jaime Gil de Biedma.

Debe ser muy mala.

Y no me encaja Jordi Moyá en el papel.

El fin de semana pasado sí que me apetecía, éste ya no.

Ahora, la que me apetece es Sherlock Holmes.

Pero tiene gracia que se haya montado esa pequeña polémica o escándalo o lo que sea por El cónsul de Sodoma.

Ocurrió lo mismo cuando Miguel Dalmau publicó la biografía en la que está basada la película.

Algunos se escandalizaron mucho.

No debían haber leído a Gil de Biedma.

Yo este fin de semana he vuelto a Retrato del artista en 1956 (Ed. Península), el diario que escribió de ese año y que no permitió que se publicara hasta después de su muerte.

J. M. Castellet describe muy bien el libro en el prólogo: "uno de los mejores exponentes de chismografía literaria y exaltación del yo de la literatura española del siglo XX".

Y tiene razón.

Incluye fragmentos como éste:
En Macao, que es una Barceloneta aún más degradada, poblada de chinos y triste; el bloqueo norteamericano a la China maoísta ha hecho de aquel soñado enclave de los vicios una ciudad fantasma. El Casino por la noche era un espectáculo único: las salas iluminadas, los empleados en sus puestos, las ruletas girando, los croupiers dando las voces rituales, y ni un alma. Dejé a Fernando y a Cari, que estaba empeñada en bailar, a la puerta de un night club igualmente fantasmal y yo anduve por las calles durante horas, sin nada que hacer y sin nada que esperar, volviendo cada vez a los mismos sitios y a los mismos bares abiertos y desiertos. Jay me había hablado de los soldados portugueses en Macao pero no vi ninguno. Bebí mucho y a la una y media de la madrugada estaba lejos del muelle; no demasiado seguro de tenerme en pie, alquilé un rickshaw y el chinito se obstinaba en llevarme a un burdel de su confianza, tuve que enfadarme de veras. Llegué al ferry cuando la sirena dejaba de sonar y los escasos pasajeros habían embarcado.

Subí tambaleante la pasarela y a la entrada el steward me devolvió el pasaporte con un impreso de customs clearance para Hong Kong. Precedido por el mismo steward entré tropezando en mi cabina de cubierta y me senté a cumplimentar laboriosamente aquel impreso, él siempre a mi lado standing a attention. El calor allí dentro era sofocante y a mitad del trabajo quise aflojarme la corbata. Entonces, oh, entonces, mi delicioso ángel guardián deshizo muy delicadamente el nudo, botón a botón me desabrochó la camisa hasta la cintura y me aligeró de la chaqueta con tanta destreza que apenas necesité interrumpirme. Puse a toda prisa la firma en el papel, me levanté y esperé. No mucho rato. Pasó a desnudarme minuciosamente, enjugándome el sudor del cuerpo con la toalla y cuando ya daba yo muestras de visibles de excitación, me tendió sobre la litera y empezó a masturbarme. Era impersonal y eficaz. Tantas y tan gentiles atenciones a un borracho muy naturalmente me movieron a corresponder, so I unzipped his fly and rewarded him with a thoroughly well done blow job. Tuvo un orgasmo imperturbable, se ajustó la bragueta apenas descompuesta, me preguntó si deseaba un whisky. Volvió al minuto, me lo dejó bien a mano sobre la mesilla, me arropó –era por completo innecesario– y se marchó sin decir más palabras, apagando la luz.
Y yo, al leerlo, pienso en la resaca del pobre Gil de Biedma a la mañana siguiente.

Son horribles las resacas.

A veces, hasta crees que te estás muriendo.

Menos mal que, a veces también y sólo a veces, hay alguien encantador a tu lado, alguien con la mano rota porque ha estado boxeando y que come pinchos sin parar de la mejor tortilla de patata del mundo.

Gracias, Jaime (no Jaime Gil de Biedma, el otro Jaime) por la foto y por el aperitivo del sábado.

Gracias, Jaime (ahora sí, Jaime Gil de Biedma) por ese gran poema que en ocasiones precede a la resaca.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace bien, Sherlock Holmes, a pesar y precisamente, por lo que yo siento por Gil de Biedma.
No quiero que me lo destrocen.

Sobre las resacas ya sabe que no puedo hablar, apenas ni recordar...

Ayer tarde solitaria de cine en sesión de media tarde, precisamente Sherlock Holmes, esa Inglaterra industrial de finales del XIX, espectacular, sus ropajes, esos olores que traspasan la pantalla , acción, acción...
¡cómo amo el razonamiento deductivo¡.

No he leído nada de Doyle, nunca es tarde, pero siempre hay un momento y éste no lo es... y luego está Robert Downey Jr que lo borda.

Vilá, no creo en las coincidencias, alguien con la mano rota por el boxeo? come la mejor tortilla del mundo...¡Desconocía la faceta de experto boxeador de Holmes, una de las mejores escenas-secuencias de la película!---

En honor a la verdad, no sé si Holmes y Watson se ajustan a los creados por Doyle, repito, no lo he catado, pero me da igual, desde aquí, sólo avisar que para algunos puede resultar pelín larga y algo repetitiva. No es mi caso.

Saludos a todos, especialmente al autor del blog, cuide de sus resacas o al manos, que cuiden de usted cuando sucedan, por favor...

Un beso muy fuerte

Ich liebe dich

DON ZANA dijo...

Sr. Vilá,

Un poco atrevido es usted con eso de "la mejor tortilla del mundo". Lo comprobaré.

No me extraña que no vea a Jordi Moyá en el papel. Ni en ese ni en ninguno, más allá de algún personaje histriónico creado "ad hoc" para él.

Yo tampoco voy a ir a ver el Cónsul, aunque me he reído mucho con el pique "Marsé - Andrés Vicente". Boyero dice que es una mierda, y yo lo que dice Boyero me lo suelo creer.

En cuanto a Holmes, creo que Conan Doyle (junto a Torrente Ballester) es el único autor que me he leído entero (o casi entero). Y aún así voy a ir a ver la peli. Todo indica que no me gustará, pero hay que ir. Ya lo creo que hay que ir.

Ya sé que no le gusta el teatro, pero ¿de verdad no se va a arrancar a ir a ver "las criadas", aunque sea a escondidas, sin que nadie le vea?.

Cuídese.

a.c.a. dijo...

Pues otro grandísimo boxeador (además de Robert Downey Jr y de Jaime, seguro...) es otro Roberto, Álamo esta vez, en su papel de Urtain. Es la obra de teatro más creíble y durita del año pasado, una perla.
Y Roberto Álamo es un buen escritor también, hay que tenerlo en cuenta. Seguramente no es Gil de Biedma, seguramente no escribirá nunca algo como "Resolución", pero son muchos los llamados...
Juan, nunca me olvido de ponerme nada, a veces sólo se rompen o no cuadran con la vestimenta

Anónimo dijo...

Bueno, como Barral siempre me cayó simpático, habrá que darle una oportunidad a la peli.
¡Paz y Bien!

Anónimo dijo...

Fui a ver Sherlock Holmes. Me gustaban los actores (unos más que otros) y me había hecho gracia alguna de las películas anteriores del director. Sin embargo Sherlock me decepcionó. Solo me gustó la amibientación de londres y lo ingenioso de la trama policiaca. ¿El resto? peleas, explosiones y persecuciones. me parecía estar viendo la peli esa fast and furious. y una historia de amor ñoña y aburrida y la intención de hacer una saga y forrarse. vaya, que no la recomiendo. un saludo a todos