domingo, 24 de enero de 2010

Tragedias, inutilidades y chismes (sobre 'Hollywood Babilonia', de Kenneth Anger)


Vuelvo, por motivos profesionales, a Hollywood Babilonia.

Hay libros a los que uno siempre acaba volviendo (a veces por trabajo, sí, pero es mejor cuando se hace por vicio).

Hollywood Babilonia es un catálogo de monstruos.

Hay un poco de todo: yonquis de los años 20, gorditos simpatiquísimos que revientan a sus amantes con una botella de champán, inquisidores y periodistas corruptos, magnates de los medios a los que los celos transforman en asesinos (pero nadie se atreve a denunciarles), más y más asesinos, estrellas caídas en desgracia, mujeres y hombres de apetito sexual insaciable, borrachos, suicidas, traidores...

Hollywood Babilonia es un viaje por los principales escándalos del Hollywood clásico y sus protagonistas son gente como Charles Chaplin, Rodolfo Valentino, Erich Von Stroheim o Lana Turner.

Por citar sólo unos pocos.

El libro lo escribió Kenneth Anger a finales de los 50 pero se lo prohibieron y no pudo publicarlo en Estados Unidos hasta 1974.

Mientras, Anger cometió el error de ponerse a leer a Aleister Crowley (un charlatán que iba por la vida de anticristo), se tatuó la palabra Lucifer en el pecho y se hizo satánico.

Y hasta se convirtió en un cineasta de culto.

Pero leyendo Hollywood Babilonia no notas casi ninguna de esas tonteriítas tan intensas.

Al revés, Anger parece más bien un marica muy friqui que se las sabe todas y que se ha pasado media vida recortando revistas de cotilleos y archivando cuidadosamente todo aquello que le llamara la atención.

Si Anger hubiera nacido 50 años más tarde, piensas, ahora sería una especie de Perez Hilton, tendría un blog y se dedicaría a pintar pollitas y restos de cocaína en las fotos de los famosos que le caen mal.

Por suerte, no ocurrió eso y Hollywood Babilonia es algo así como la biblia de los chismes.

O la Enciclopedia Británica del morbo.

Iba a cerrar con una bonita escena: el suicidio del cómico Paul McCullough en 1936, recién salido del hospital donde había pasado una temporada ingresado por una crisis de agotamiento (o una depresión). Entró en una barbería y en un descuido del barbero, le quitó la navaja y se cortó el cuello allí mismo. "De oreja a oreja", dice Anger, pero según la Wikipedia el pobre McCullough tardó varios días en morir.

En lugar de eso, cierro con una frase, sólo una frase, la que hoy me parece que mejor resume Hollywood Babilonia, y quizá el mundo en general:
Las vidas inútiles no generan tragedias, sino inutilidades.
Feliz semana.

(En 1984 Kenneth Anger publicó un segundo volumen de Hollywood Babilonia, puede que sea algo más flojo pero a mí me gusta igual y hay también grandes, grandísimas historias en él. Tusquets ha editado los dos en España.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por compartir un poco de su vida, y de su "escaso"
tiempo, con todos nosotros.

Yo en particular, y como un seguidor más, se lo agradezco mucho.