Ibamos a comentar hoy un libro.
Pero no tenemos ganas.
Lo haremos mañana.
Cosas de la crisis, el paro y la precariedad laboral, vamos a contarte que nuestra supercolega sin nombre (no quiere que digamos cómo se llama) ha estado currando como extra en la peli que ruedan sobre la vida de Jaime Gil de Biedma.
Dice lo que ya sabíamos: que el cine es una mierda. Y si trabajas como figurante, peor todavía. Te tratan a patadas, ni te miran. Y de pasta ya ni hablamos.
Los extras son ahora periodistas, arquitectos en paro y gente del Este.
Los albañiles o mecánicos sin trabajo, los ecuatorianos o los marroquíes, deben parecerles muy ordinarios.
O es que quizá no pegan aquí, porque Gil de Biedma era muy crápula y muy vicioso, pero también muy pijo. Hasta tiene una sobrina llamada Esperanza Aguirre, pero nada que ver.
El protagonista es Jordi Mollá. Le habían caracterizado de viejo y suponemos que enfermo, cuando el poeta se estaba muriendo de sida.
A nuestra supercolega primero le hizo mucha gracia, porque Mollá hacía el papel hasta cuando le habían apagado la cámara. Andaba como con un bastón, arrastrándose. Puro Stanislavski. Pero luego, la miró con esos ojos tan azules y a ella le dio un poco de miedo.
A nosotros, Gil de Biedma nos gusta mucho y desde hace unas semanas le hemos vuelto a leer.
Hay un poema que ha estado rondando por nuestras vidas y nuestras cabezas.
Se llama Loca y lo hemos sacado de Las personas del verbo. Ed. Lumen:
La noche, que es siempre ambigua,
te enfurece –color
de ginebra mala, son
tus ojos unas bichas
Yo sé que vas a romper
en insultos y en lágrimas
histéricas. En la cama,
luego, te calmaré
con besos que me da pena
dártelos. Y al dormir
te apretarás contra mí
como una perra enferma.
Se lo mandamos a nuestra supercolega por mail y dice que ella también se siente una perra enferma.
Normal. Ahora todos somos perras enfermas y vulnerables. Y si no tienes un cuerpo contra el que apretarte, estás jodido.
Mi supercolega hoy ha hecho una entrevista de trabajo y ha salido con una oferta debajo del brazo, pero más que una oferta era un insulto o una humillación, con un sueldo que debería ser el de un becario. Ninguna posibilidad de negociar. Y dos palmaditas en la espalda.
Hay mucha crisis y hay mucho hijo de puta. Todo el mundo lo sabe.
Dan ganas de juntar a unos cuantos y montar una banda. Nosotros llevamos tiempo pensándolo: entrar en las casas de todos aquellos que nos han mandado al paro, o nos han rebajado el sueldo, o nos han dado una patada en el culo para que ellos sigan cobrando sus bonos de mierda. En plan albano-kosovar.
Desde aquí les mandamos un beso.
Hay otro poema de Gil de Biedma al que le hemos estado dando muchas vueltas. Hasta nos hemos agarrado a él más de un día.
Se llama Por lo visto y es del mismo libro que hemos citado antes.
Se lo dedicamos a nuestra supercolega, como en uno de esos programas de radio antiguos. Y le mandamos un beso, pero a ella de verdad.
Ahí va:
Por lo visto es posible declararse hombre.
Por lo visto es posible decir no.
De una vez y en la calle, de una vez, por todo
y por todas las veces que no pudimos.
Importa por lo visto el hecho de estar vivo.
Importa por lo visto que hasta la injusta fuerza
necesite, suponga nuestras vidas, esos actos mínimos
a diario cumplidos en la calle por todos.
Y será preciso no olvidar la lección:
saber, a cada instante, que en el gesto que hacemos
hay un arma escondida, saber que estamos vivos
aún. Y que la vida
todavía es posible, por lo visto.
(Y ese sapo, si tú no quieres, que se lo trague otro.)
1 comentario:
Por lo visto es posible decir NO, NO lo olvidemos nunca. Estamos llenos de armas escondidas, pero las municiones se agotan, tarde o temprano...pero aún así, siempre es posible decir NO. Podemos y debemos resistir un poco más. Lo de declarse hombre, en mi caso, lo dejo para otros.
Maravilloso Gil de Biedma, como siempre.
Gracias, un acierto siempre poder releerlo.
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