sábado, 16 de octubre de 2010

Ópera, revolución y lumpenproletariado (de Weill y Brecht a Die Antwoord)

Me despierto escuchando a Die Antwoord y recuerdo de pronto que yo tenía un blog:



Luego me pongo a escribir un mail muy largo en el que repito tres veces "estilo RDA años 70" y recuerdo que la semana pasada estuve en la ópera.

¿La ópera?

Sí, la ópera, pero es que eran Brecht y Weill:



El montaje de La Fura de Ascensión y caída de Mahagonny:



¿Y?

Espectacular el montaje, con todo el escenario lleno de basura, y de putas, y los leñadores que representan al proletariado embrutecido y alienado convertidos en ejecutivos de medio pelo muy satisfechos de sí mismos y uniformados con su traje gris. Y la gente manifestándose con pancartas que dicen: libertad para los ricos. Como la Cope. O Libertad Digital. O Díaz Ferrán. O no, bueno, ese ya ni siquiera es rico.

¿Y?

Potentísimo a ratos y profético siempre el libreto de Brecht, con esos tres canallas que deciden fundar una ciudad en el desierto para desplumar a los pobres incautos que aspiran a divertirse y en la que sólo hay una cosa prohibida: no tener dinero. Como Las Vegas, como Disneylandia, como Marina d'Or.

¿Y?

A mí es que no me gusta la ópera. En realidad la odio. Ni siquiera la ópera que aspira a ser una antiópera y acaba cayendo en la misma pomposidad. Mejor cuando Weill y Brecht aspiraban directamente a no hacer óperas, y escribían sus obritas musicales mucho más modestas, más coherentes, más lúcidas.

¿Y?

Muy divertido el Teatro Real y sobre todo, su público, esa mezcla de modernos con gafas de colores, por La Fura, y cacatúas escandalizadas por ese panfleto que acaban de ver y del cual no han entendido nada.

Todos, todos, todos apolillados.

Si Brecht y Weill hoy estuvieran vivos se llamarían Die Antwoord:


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Juan, como que me da mucha más pereza la anti-opera que la Ópera en si misma. La verdad.
Comprendo qué es lo que le llevó a ir, pero yo no caeré en la trampa.
Ya sabe, algunos odiamos el Teatro y todo ese mundillo que le rodea y la verdad, me pilla lejos.
Eso sí, Die Antwoord. Desconocidos para mi hasta ahora. Y sí, sí, no lo olvide: tiene un blog.
Gracias y besos.

David Campos dijo...

no sabía que alabama song la cantaba también lotte lenya, era prostituta, hay un libro biográfico que habla sobre ella, yo lo perdí pero me quedé con ganas de acabarlo

lumpenproletariado no me gusta me gusta lumpen a secas

Ramón dijo...



El final es tremendo, Juan, el episodio anoréxico de tu madre sí que es revelador. Mira que admiro a Rosa Chacel, pero se equivocó con Santi en lo de si ya había estado con una mujer. Confirma al bueno de Martín-Santos en que la plena genitalización de las relaciones objetuales no sana la neurosis.

Espero que María sea de otro tipo y hayas madurado porque lo de follarte a tu madre todo el rato debe de ser una pesadilla.

Según Rendueles, tienes sería solo egolatría galopante con desplazamientos muy divertidos. Te compadezco, amigo, la verdad que de inteligencia geométrica debes de andar bien pero del resto, chungo de cataplines. En mi humilde opinión, claro.

Mira que no hablar con Michi cuando tuviste ocasión, ¿o estoy equivocado y el niño cobarde le echó agallas?


La novela es buena, pero espero que tu consciencia y contención hayan mejorado con los años.

No te interrumpo más, que las novelitas se me hacen cortas y tardas un huevo en entretenerme.

Un abrazo.