domingo, 21 de febrero de 2010

Exterminad a todos los salvajes 1 (dos horas de limpieza y un fragmento de Vázquez Montalbán)

Trato de poner un poco de orden en casa.

Dedico dos horas del sábado (dos horas, ni un minuto más) a deshacerme de parte de la basura entre la que vivo.

Mi segundo nombre es Diógenes.

Juan Diógenes de Todos los Santos.

Vacío un cajón de la cocina lleno de sobres de ketchup del McDonalds y del Burger King.

Todos caducados.

Vacío otro cajón lleno de medicinas, como el de una vieja, todas también caducadas.

No daré detalles porque a través de todas esas pastillas, jarabes, inyectables y cajas vacías, podría trazarse un retrato demasiado íntimo de mi vida durante los últimos años.

Mi vida, la de alguna otra persona muy cercana y la de mis perros.

Decido también acabar con esas pilas de periódicos y revistas apiladas en distintos rincones de la casa.

No dejo ni uno.

Entro en ese estado mental.

Como el de Kurtz en El corazón de las tinieblas, cuando escribe eso de: "¡Exterminad a todos los salvajes!"

Sólo se salva un ejemplar de El Mundo, del 28 de noviembre de 2008.

Se cae al suelo en el último viaje al contenedor de papel.

Entonces me fijo en él, ese titular: "Descalza en el infierno", y esa foto de la Presidenta con los calcetines blancos y los zapatos de tacón.

(¿Soy el único que siente un estremecimiento, no sé muy bien de qué tipo, al verla?)


Entre los periódicos, completamente olvidado, encuentro un libro: Poesía completa. 1963 - 2003. Memoria y deseo (Ed. Península), de Manuel Vázquez Montalbán.

Lo abro al azar y leo en él mi futuro.

El poema, o lo que sea, se llama Horóscopo.

La parte dedicada a Libra dice así:
Procure aplazar la venta de su alma al diablo. Consienta, con ciertos remilgos, ligeras inversiones de capital norteamericano en los fosfatos nacionales. Ponga un puesto de sombreros de paja en Marbella. Pero no venda sombreros de paja. Venda molinillos de papel y los clientes no se sentirán defraudados. Si se hace con algún dinerillo no se crea más importante que su hermano. Y si no tiene hermano ya se puede creer más importante que él. Si alguien le asegura que puede hacer de Vd. un político, no se lo crea. Vd. puede llegar a campeón en el concurso de Destreza en el Oficio. Vd. es el más grande capador de codornices que vieron los siglos. Se lo aseguro.
Otro día, colgamos otro poema más serio de Vázquez Montalbán.

Merece la pena.

Y otro día, si sigo con la manía de la limpieza y el orden, cuelgo aquí una lista de todos los libros de los que pienso deshacerme.

Así nos reímos todos.

E intentamos procurarles una muerte digna.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos.
A mí también me recorre un escalofrío cada vez que veo esas imágenes de E.A.
Me ha gustado mucho esta entrada.
Alberto R.G.

Anónimo dijo...

Pero, querido Juan (Diógenes de Todos los Santos), está seguro de que se va a deshacer de sus libros?

Por cierto, dé recuerdos a su perro. Creo que nos ha hablado en alguna ocasión de él (no recuerdo bien de quién decía usted que era familia.)

Saludos a todos.

Juan Vilá dijo...

Gracias, Alberto R.G., siempre es bonito sentirse comprendido.

Anónimo (2), prepárese porque puede que haya un segunda, una tercera y hasta una cuarta entrega de Exterminad a todos los salvajes.

Permanezca atenta, o atento, algo está a punto de suceder...

Quizá.

Anónimo dijo...

Permaneceremos muy atentos...