jueves, 16 de diciembre de 2010

Jean Genet como otro centenario más que celebrar pero esta vez casi sin puntos ni comas

Resucita el blog así de pronto porque ya me da un poco de vergüenza cada vez que voy al supermercado de mi barrio y veo a la cajera y pienso ay pobre que sigue su foto como la primera entrada del blog y encima hago chistes sobre cosas tan importantes como Vargas Llosa y los supermercados y también me atrevo a predecir por enésima vez la muerte de la industria editorial como hoy en un bonito despacho de una bonita editorial situada en una de las calles más bonitas de Madrid donde mi padre tenía también un despacho pero el suyo alquilado a la viuda de Onetti y una vez vinieron a robarlo y entraron con cuerdas por la ventana y no se llevaron nada pues nada allí tenía el menor valor menos una tortuga que yo le traje de uno de mis viajes porque entonces yo viajaba o sea que yo hoy estaba en ese otro despacho de la editorial esperando para entrevistar a una gran mujer que vende muchos libros y para entretenerme decía tonterías como de costumbre y hablaba más de la cuenta y decía primero cayeron las discográficas después cayó la prensa y los siguientes vais a ser vosotros editores y una becaria me tenía que aguantar sin llevarme la contraria mientras soñaba con marcharse de España y dejar toda esta mierda atrás y hacía bien y ojalá lo consiga y tenga una vida maravillosa en cualquier otra parte.

Hay aún otro motivo para volver a escribir aunque eso es quizá una excusa y me refiero al centenario del nacimiento de Jean Genet porque este blog además de muerto ya sólo escribe cuando se muere alguien que a su autor le interesa o cuando se celebra un cumpleaños de otro alguien mientras también esté muerto y mientras la cifra sea tan redonda como los 100 años que el domingo le hubieran caído a Genet al que el autor de este blog leyó con fruición durante unos sanfermines en Pamplona pero es que eso era lo mejor que tenía que hacer entonces aparte de todas esas cosas que suelen hacerse en sanfermines y que mejor es no nombrar porque es mejor decir que le leí y luego le seguí leyendo y luego le odié años y años hasta que un libro llamado El niño criminal y editado por Errata Naturae me lo volvió a descubrir igual que ahora la misma editorial que sí resistirá el diluvio y hasta el apocalipsis publica otros dos libros de Genet con entrevistas y demás el primero y el otro una novela pero aún así yo vuelvo a coger aquel libro que me acompañó a los sanfermines de 1994 para abrirlo al azar y encontrar un fragmento subrayado que habla de bares y de amor:
Todas ellas frecuentaban, por la noche, los bares estrechos que no tenían la fresca alegría y el candor de los bailes de mala nota. La gente se amaba en ellos, pero en medio del miedo, en medio de esta especie de horror que nos procura el sueño más amable. Nuestros amores tienen alegrías tristes, y aunque tenemos más ingenio que los novios domingueros a la orilla del agua, nuestro ingenio atrae la desgracia. Una risa no eclosiona aquí sino provocada por un drama. Es un grito de dolor.
Copio y pego también un vídeo precioso que he encontrado en youtube y en el que Genet demuestra que sólo había una cosa más poderosa que su afán por tocar los cojones y mantener su postura de soy un maldito que estuvo en la cárcel y fui marica antes que nadie y ladrón y lo peor de lo peor y eso más fuerte que él mismo se llama VANIDAD:



(Lo de no poner ni puntos ni comas hoy es un entrenamiento: ensayo para convertirme en moderno. Y si no, al menos, para dar el pego. Prometo no repetirlo más. El fragmento de Genet pertenece a Santa María de la Flores.)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hombre, lo de las comas desaparecidas, moderno-moderno no es. A mi me suena mucho a rayuela. Y luego el amigo Genet, se me hace un poco como Rimbaud o como Pete Doherty. Me dan la impresión de vivir más de sus aventuras que de su arte. Aunque lo cierto es que funciona, como Sálvame, uno no puede dejar de mirarlos.

Se agradece el retorno. Que sigan muriendo.

Juan Vilá dijo...

Anónimo, sí, sí, sí a todo.

Qué bonito eso de no puedes dejar de mirarles.

Y qué cruel lo otro, lo de que sigan muriendo.

La semana que viene prometo matar a Papá Noel.

O resucitarle.

Anónimo dijo...

A mí lo de las comas y tal me gusta, es cómo si te estuviera oyendo,pero siento decirte que nunca serás un moderno, a Dios gracias.