Creo que estoy en racha.
Hablo de libros.
En este blog SÓLO SE HABLA DE LIBROS.
Buscaba libros capaces de entusiasmarme y voy empalmando uno con otro.
Ya llevo tres seguidos.
Primero Los pichiciegos, luego Stitches y ahora Educación siberiana.
Educación siberiana lo ha escrito Nikolái Lilin, lo ha publicado en España Salamandra y es una historia, se supone que real, sobre la mafia rusa. Más en concreto, sobre los urcas, una banda, o familia (en sentido mafioso), o comunidad de ladrones siberianos.
Pronto (mañana, pasado, al otro) prometo escribir más sobre él.
De momento, un trocito:
Por dignidad, los criminales honestos nunca hablan de dinero. En la comunidad siberiana todos los bienes materiales, y especialmente el dinero, son despreciados y jamás se los nombra. Los siberianos se refieren al dinero como «eso», «basura», «coliflor», «limones», o bien sólo pronuncian las cifras. Nunca lo guardan en su hogar, porque se cree que atrae la desgracia, destruye la felicidad y espanta la buena suerte; por el contrario, lo esconden cerca de casa, en el jardín, por ejemplo, en casetas para animales domésticos.A mí, al leer el libro, me ha pasado una cosa muy rara.
Me ha entrado una nostalgia brutal.
Nostalgia de Siberia.
Yo nunca he estado en Siberia ni he sentido el menor interés por Siberia y jamás se me ocurriría ir a Siberia.
Pero ahora sé que Siberia es mi única patria posible.
Y no porque sea un criminal.
Es más, estos tipos tan simpáticos, los urcas, la verdad es que dan mucho miedo y fuera del libro no debe ser nada divertido encontrarte con ellos.
Pero Siberia, ay, Siberia, la hermosa, la dura, la rica Siberia, la tierra que todos desean.
Siberia es, más que ningún otro, un paisaje moral.
Y hasta un paraíso.
Aunque eso hay que saber verlo.
Siberia remite a esos poemas tan ingenuos de Nietzsche.
Corto y pego unos versos de Desde altas montañas, que se incluye en Poemas (Ed. Hiperión). Lo traducen Txaro Santoro y Virginia Careaga, con alguna pequeña variación mía:
¿Busqué un lugar donde más fuerte soplara el viento?Nietzsche, para hablar de hielo, sí, a pesar del romanticismo.
¿Aprendí a vivir
donde no vive nadie, en lúgubres zonas de osos polares,
olvidé hombre y Dios, maldición y plegaria?
¿Me convertí en fantasma que deambula por los glaciares?
Pero Caspar David Friedrich, no, ni de coña.
Por eso, precisamente, por el romanticismo.
Y porque Nietzsche, pobre, en el fondo, lo que está haciendo es lo mismo que hacemos todos los siberianos, urcas o miserables burgueses deportados por papaíto Stalin a este lugar que ventila y purifica el alma como ningún otro sobre la faz de la tierra.
Todos, todos, todos, cuando nos emborrachamos para soportar el frío, acabamos cantando la misma canción, esa que en realidad es una plegaria y cuyo estribillo dice "Mamá Siberia, perdóname la vida..."
(La foto, por cierto, es de un tal Mitsuhirato y la cojo de aquí.)
6 comentarios:
Pues a mi cuando MÁS me gusta este Blog es cuando hablas de cosas distintas a libros: pelis, series, música, gintonics, celvezas, tu barrio, comida japo, enfermedades, viajes, fotografía, nieve...
Beso
Sí, lo entiendo, a mí a veces me pasa lo mismo que a ti.
Depende del día o de la etapa.
Gracias y un beso también.
25 de marzo.
Cumpleaños de Algo de libros, el primero.
Cumpleaños de mi padre, hubieran sido 86.
Muchas felicidades, Juan Vilá.
Espero que lo celebres como corresponde, 177 entradas lo merecen.
Gracias por el trabajo y mucho ánimo para seguir con ello. Vale la pena.
Y para acabar, en lugar de un regalo una petición: quiero reseñas de libros alegres, de los que te dejan buen rollo cuando los acabas y te hacen sonreír mientras los lees.
Aunque solo sea de vez en cuando, una vez al mes por ejemplo…
Gracias, mil, mil gracias, Anónimo 2.
Prometo intentar lo que me pides, pero es difícil.
Mil, mil gracias, y muchas más por todo, en general.
Un año?
Aprovecho para compartir un temor: a mí, como visitante poco participativo de este blog, lo que me da miedo es que un día usted se cure, o se enamore, y ya no tenga que escribir más.
De escribir no creo que se cure.
Pero enamorado escribirá aún mejor, supongo.
¡Fuera temores pues!
Y felicidades al Blog por su primer cumpleaños.
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