lunes, 6 de abril de 2009

Razones para leer a Carlos Herrero


Antes de nada, ¿quién es Carlos Herrero?

Un madrileño nacido en 1975 que iba para gimnasta (estaba en el equipo nacional con Carballo o Defer), pero por culpa de una extraña infección en la cadera, tuvo que dejar el deporte.

Casi se queda cojo y las pasó muy putas.

Luego vinieron más problemas, más enfermedades, más historias y un montón de trabajos basura.

Decidió dedicarse a escribir y se encerró en la biblioteca de su barrio con la misma disciplina y el mismo esfuerzo que antes había dedicado a la gimnasia. Pero también con muchísima más rabia.

En 2007 publicó su primera novela, Prosperidad (Ed. Barataria), en la que reconstruía un poco toda esta trayectoria personal y la de una juventud que no era ni pija ni moderna, y para la que la vida parecía cualquier cosa menos una fiesta: se emborrachaban solos en callejones para calmar su ansiedad, iban a sórdidos burdeles si querían follar y la única perspectivas de futuro que tenían era un trabajo con el que ni siquiera llegaban a mileuristas.

Ahora ha editado Cuentos rotos, también en Barataria. Y nosotros creemos que es un libro que hay que leer. Entre otras cosas, por:

1. Como comentábamos el otro día, es uno de esos escritores que aún es capaz de hacernos sentir algo. Sus historias saltan del papel y llegan a afectarnos, incluso físicamente. Te duelen y te remueven por dentro. No te dejan frío. No las olvidas al cerrar el libro. Se te quedan ahí, dando vuelta y vueltas, y allá tú si no sabes cómo digerirlas. La última vez que nos ocurrió algo así fue con otro libro de relatos, Carne (Ed. 451 Editores), de Eider Rodríguez.

2. Sí, habla mucho del dolor y la enfermedad, son dos constantes, pero en sus cuentos, como en la vida misma, pasas del mal rollo al descojone casi sin darte cuenta. Y en estos casos, todo el mundo sabe que la risa vale muchísimo más.

3. Igual que en Prosperidad, sus personajes no son perdedores de diseño. No tienen ningún glamour. Son feos, pobres y están jodidos la mayoría de las veces. Pero hay algo que les hace muy superiores: son reales, seres ni buenos ni malos, que intentan vivir, aunque ni siquiera sepan por qué y aunque deban enfrentarse a las pruebas más duras.

4. Desde esta realidad tan pedestre, de repente, Herrero da el salto y convierte algunas de sus historias en relatos de ciencia-ficción. O mejor, en auténticos delirios en los que, por ejemplo, a las mujeres de todo el mundo empiezan a salirles pollas o las almas que esperan para entrar en el más allá deciden rebelarse contra Dios.

5. Sus cuentos están llenos de mierda. Pero no por capricho. La mierda, en este caso, es una devastadora metáfora de lo que la enfermedad puede llegar a hacer con nosotros: humillarnos, arrebatarnos toda la dignidad, impedirnos controlar hasta las funciones más básicas de nuestro cuerpo...

... Y hay también mucho sexo (sexo de verdad, no de película porno trasladado al papel). Y mucho amor. Amor tratado y entendido así:
"¿Qué ata una persona a otra? La palabra amor ocupa multitud de sentimientos: compasión y agradecimiento, deseo sexual, necesidad de apoyo, lealtad, sacrificio, ternura, miedo, cariño, comodidad."
Amor como el que sienten los protagonistas de El trabajo del hijo, el padre y la madre de un retrasado mental que se gana la vida desnudándose como 'boy'. Es el cuento con el que se abre el libro y uno de los mejores, nueve páginas en las que Herrero te arrastra por casi todas las emociones imaginables: la pena, la ternura, la risa...

O ¿Por qué no? Otro de nuestros relatos preferidos, la historia de una mujer de 57 años, virgen y que ha renunciado a todo para cuidar de su padre enfermo. Hasta que Internet se cruza en su camino y ella, por fin, empieza a vivir.

Ya sólo por estos dos cuentos, el libro valdría la pena. Mucho, mucho, mucho. Pero aún hay más, otros nueve relatos, y cada uno de ellos tiene frases, ideas, escenas y situaciones, que justifican de sobra su lectura y que convierten a Herrero en uno de nuestros escritores 'jóvenes' (34 años) más potentes y personales.

A nosotros es uno de los libros que mas nos ha gustado en lo que va de año.

Después de recomendarlo, ya nos podemos ir tanquilos de viaje.

Mañana intentaremos escribirnos también algo, quizá los libros que nos hemos llevado, aunque sólo sea para joder y dar un poco de envidia a los que aún siguen trabajando.

3 comentarios:

DON ZANA dijo...

Me ruborizan sus públicas palabras de bienvenida, Sr. Vilá. Muchas gracias.
Gracias también por aclararme de qué me sonaba su nombre. El On Madrid, claro. ¡Cómo no había caído!. Valoro seriamente hacerme seguidor de su blog, aunque prefiero darme un tiempo como simple mirón (me siguen dando miedo, ahí, tan callados).
Por otro lado, como no resultaría tolerable una segunda intervención sin decir nada sobre la entrada objeto de mi comentario, ahí voy. No he leído nada de este muchacho, pero lo haré. Y lo haré por su culpa, Sr. Vilá, para bien o para mal. Y cuando lo haya leído me encantará comentarlo con usted, aunque probablemente para entonces esta entrada habrá quedado enterrada por otras muchas y ya nadie advertirá los comentarios que uno pueda publicar en ella. Ése es el gran problema que encuentro en este tipo de bitácoras. La inmediatez que exigen en los comentarios. Y en un blog como éste, que trata de libros, qué menos que dar al lector un par de días para digerir el objeto de sus entradas y así poder comentarlas, ¿no?. Aunque no creo que los comentarios de los mirones sean el motivo de este blog (habida cuenta del silencio de sus seguidores). En fin, creo que me estoy enrollando, y le pido disculpas por ello. Sólo un último comentario sobre Carlos Herrero. En su foto de presentación aparece delante de una litera sin colchón, y dormir sobre esas tablas no puede ser bueno para la espalda. Espero que no sea ése el motivo por el que escribe sobre el dolor.
P.D.: Gracias por no decir "follar" el otro día. Aunque hoy ha vuelto a hacerlo, se agradece el detalle.

Aneguit dijo...

Carlos Herrero y sus "Cuentos rotos". No se me olvidará. Es más, entre tanto y tanto por leer, aunque llevo un tiempo en época de secano, me voy a arrancar con este autor hasta ahora desconocido para mi. Que me ha convencido, vamos. Casi me han enganchado sus cuentos antes de tenerlo en mis manos. Ya veremos. DON ZANA, veo que quizás podremos contrastar después qué nos ha parecido. Eso me motiva más. Y por supuesto con el autor de este blog que ya me tiene entre sus habituales. Ahogados en el maremágnum de publicaciones que nos invaden, que(al que a partir de ahora llamaré JV) me facilite el camino en cuanto a nuevos descubrimientos personales se agradece mucho.Pura comodidad. Gracias. Ya con Gil de Biedma ganó puntos para mi. Veremos si hay que meterle caña o no en cuanto a esta recomendación en concreto, aunque me temo que no. DON ZANA, ya no está sólo¡¡¡

Y para JV,(espero que no le moleste que le llame así) y si le molesta me lo dice y aquí paz y después gloria, yo sequiré visitándole, no dejaré de leerle por eso no se preocupe, al contrario, así rompemos hielo y ...¡Que no me lío más, que voy a por Herrero¡

Suma y sigue

Anónimo dijo...

Buenoooo, por fín cuentos. Bien!
Bien porque lo bueno, si breve...
Bien porque los genios lúcidos saben decir más en menos (por cierto, una de haikus no estaría mal...)
Bien porque son inmediatos y suelen llegar a más gente, y se supone que la lectura debe ser para los listos y para los tontos. Eso sí, que cada uno se coloque donde lo considere oportuno.
Bien porque Carlos Herrero es de Madrid.
Bien porque si el estilo de éste se asemeja al de James Salter calcando los momentos más íntimos de la pareja (deseo, plenitud, resignación, aburrimiento, hartazgo), ya habrá valido la pena leerle.
Por cierto, otra americana (del sur profundo)pelín atormentada y qué refleja como nadie la sociedad asfixiada por la religión y los convencionalismos, es Flannery O´Connor.
En fín, cuentos, siempre cuentos, aunque no tengan final feliz.
Gracias por abrirnos los ojos a más de uno con este blog, por lo menos en lo que a libros se refire; y estupenda introducción y homenaje con el Diablo Cojuelo.
Y la gente se anime a comentar, seguidores o no, cada día somos más...